Manifiestos en Bruto: Un escrito sin reglas
Llevo días sin escribir por aquí, y no porque no quiera, o no tenga ideas... sino porque a veces siento que la fuerza de voluntad se adueña de mis días.
Estas últimas semanas, me he permitido escuchar mi silencio. Embriagarme de pensamientos y de las esquinas menos presenciadas por mi luz. Esas esquinas que, con el pasar del tiempo se han vuelto parte de mí, y no porque les haya dado la bienvenida, sino porque nunca las despedí.
Y creo que así vivimos todos en algún momento de nuestra vida, o en algunos momentos, ¿no?
Entre estos días, mañana y los días de ayer, entre el atardecer y el amanecer, entre los adiós y los nuevos comienzos, entre la primera página, y la que sigue después.
Este escrito va dedicado a mis pensamientos, esos pensamientos que corren con los lobos, libres, leales y salvajes. Pensamientos que exploran las paradojas y navegan los contrastes sin frenos y sin temer, esos pensamientos que pueden llegar ahora, o que pueden llegar después, que contraen y se expanden, que mueren y recobran vida...
Esos que nutren si los dejas que te sanen, y esos que te marcan comienzos en recursividad si no los entiendes. Pensamientos contradictorios llenos de pronoia, expansivos, explosivos, y repletos de supernova... de esos que cuando comienzas a leerlos, los sueltas y los dejas de leer. Pues no son pensamientos para entender.
Pero estoy dispuesta a arriesgarlo, estoy dispuesta a exponerlos e ignorar el hecho de que probablemente estoy jugando a hacer el ridículo.
Después de todo se trata de pensamientos y no de poesía... mucho menos de conquista o de despedidas. No se trata de tristezas ni de felicidad... se trata de ese umbral entre ser y no ser. Entre soñar y despertar, entre conocer y no conocer. Son paradojas de la polaridad, polarizando entre paradojas.